Oh dios, acaba de entrar por la puerta de la tienda, no me lo creo, espero que no me haya visto o no voy a poder resistirme.
Casi todos los días hablamos por el móvil pero hace años que no lo hacemos en persona, creo que es con la única persona de mi pasado que repetiría sin duda; solo de pensar en esos momentos me humedezco y estremezco a la vez. El deseo es tan fuerte que no consigo ordenar en mi cabeza todo lo que me gustaría hacerle y que me hiciese.
No puedo ser débil o no habrá vuelta a atrás. Voy a ponerme en la cola para pagar y salir de aquí antes de que me vea. Solo quedan dos personas delante de mí, mierda, noto una mano en el bajo de mi espalda y me tenso (por si no lo sabéis mi espalda es uno de mis puntos débiles).
Noto como se aproxima a mi oído y me dice:
– Pensabas que no te había visto? Ibas a irte sin saludar?
Su boca está muy cerca de mi oído, no se aparta de mí, su mano está bajando poco a poco por mi culo hasta mi entrepierna, yo estoy como una estatua inmóvil pero con el corazón a mil, su lengua roza mi cuello y me susurra:
– Nos vemos en el aparcamiento.
Me giro rápido y solo veo como se aleja, joder, cómo es capaz de desmontarme así de rápido? Pensaba que lo tenía superado, que ilusa.
Dejo la compra en el coche y giro la cabeza hacia todos los lados en su busca pero de nuevo es más rápido que yo, noto cómo me rodea por detrás y empieza a besarme el cuello, yo solo puedo girarme y besarle desesperadamente. Noto su erección por debajo del pantalón, la toco con mi mano y él gruñe, bajo la bragueta del vaquero y meto mi mano y él jadea, joder que dura está, como me encantaba su polla, dura y firme, necesito meterla en la boca y saborearla.
Me quita la mano, se sube la bragueta, y sin dirigirnos la palabra, me lleva de la mano a su coche, entramos y arranca. Pienso en agacharme a chupársela mientras conduce, que no sería la primera vez, pero aún hay mucha gente alrededor.
Salimos del aparcamiento y ya está anocheciendo, son las siete de la tarde pero es un 10 de diciembre y oscurece pronto.
Para el coche en mitad de los campos de naranjos y se abalanza sobre mi, Dios, cuántas veces he imaginado este momento, me aparto, salgo del coche, voy a su puerta y la abro para que salga del coche, me abalanzó sobre el y empezamos a besarnos, sobándonos todo el cuerpo sin control, mis manos buscan bajar sus pantalones y sus manos los míos, ambos nos desnudamos y nos lamemos enteros, creo que echábamos de menos el cuerpo del otro.
Noto como su lengua se acerca a mi coño, joder, estoy muy mojada, necesito follar con él salvajemente para quitar esta sensación de desesperación.
Su lengua repasa todo mi coño, me encanta como lo hace, una mano me masturba y su lengua lame mientras entra y salen sus dedos. No me resisto más y me corro, sigo muy cachonda y solo quiero su polla en mi boca, bajo hasta ella y me la meto entera en la boca, mi lengua lame mientras mis labios no paran de masturbarla.
Está dura, muy dura, puedo notar como se marcan sus venas, está muy cachondo, lo noto, jadea, me coge la cabeza con las dos manos, le chupo la polla mientras miro hacia su cara y él jadea aún más al verme, está muy cachondo, aumento el ritmo y explota en mi boca, joder, que ganas tenía de notarlo dentro de mi.
Seguimos muy cachondos, aún no hemos parado de sobarnos, me empuja sobre el coche y me levanta un poco, ambos necesitamos follarnos mutuamente, su polla entra suavemente en mi coño, nos estamos mirando a los ojos, ambos pensamos que estamos cumpliendo un sueño, nos besamos de nuevo a lo bestia y empezamos a movernos más rápido, Dios si, necesito esto, me coge de las caderas y acelera más y más, ambos nos cogemos con mucha fuerza y follamos bien duro, es alucinante lo que siento, sale de mí rápidamente, me gira, me inclina sobre el capó del coche y la mete de nuevo, ahora lleva todo el control, joder, me encanta, me está tratando como trataría a su criada y follándome como nunca, estoy a punto de correrme de nuevo y el también.
Me tira del pelo y me levanta un poco, se apoya en mi espalda, y mientras me coge de las tetas y me besa el cuello, ambos nos corremos entre jadeos.
Caemos sobre el capo del coche, y nos quedamos uno al lado del otro con la respiración agitada y mirándonos a los ojos, en ese momento solo me queda decirle: Hola.
Me acuerdo y a día de hoy sigo pensando en ello mientras me meto el consolador hasta el fondo de mi coñeta.